Los campistas son bienvenidos
Acampar en Islandia es algo muy seguro y usted puede hacerlo en casi cualquier lugar de Islandia, siempre y cuando no sea propiedad privada. La mayoría de los campamentos son agradables, con duchas de agua caliente y muchos cuentan con acceso a Internet.Reykjavik Campsite es un campamento amigable con el ambiente, así como la única opción en la ciudad. Se encuentra en un lugar muy agradable en un área verde muy cerca al centro de la ciudad y tiene más de 650 plazas. El campamento suele estar muy concurrido durante el verano, pero es casi seguro que encontrará un espacio. Es además muy económico, pues cuesta menos de $10 la noche.
Rarezas en Reykjavik
Iceland’s Penis Museum (Museo del Pene de Islandia) comenzó como una broma y hoy es uno de los museos más visitados en la ciudad: se pueden encontrar frascos con especímenes de penes de animales, desde cachalotes hasta hámsters. El Icelandic Horse Festival celebra a la pequeña y robusta raza de caballo del país y culmina con un enorme desfile a través de la ciudad.En dónde comer en Reykjavik
Icelandic Fish & Chips es el lugar en donde los locales cenan pescado fresco del área y papas fritas bien cocinadas: seguro no lo decepcionará y sus precios son bajos. Kalabrautin se encuentra en el piso superior del Harpa Concert Hall y sirve platillos modernos de los favoritos islandeses, tales como la sopa de mariscos: tiene vistas sorprendentes sobre el puerto y una amplia selección de cervezas.Dill es un restaurante nuevo que se enfoca en la búsqueda de ingredientes producidos en el área. El chef Gunnar Karl Gíslason crea platillos tales como la trucha alpina ahumada con vegetales encurtidos y betabel horneado con la mostaza propia del restaurante. También cosecha su sal marina y obtiene su pan de la abuela de una de las camareras, quien lo hornea en casa.
La comunidad de inmigrantes más grande en Reykjavik, además de los polacos, es la tailandesa: es por ello que existen muchos y muy buenos restaurantes tailandeses. Visite Krua Thai o Thai Grill para encontrar comidas por menos de 1000 coronas.
Si quiere disfrutar de una experiencia menos turística, llegue al Fljótt og Gott obrero en el almacén de autobuses cercano al aeropuerto del centro de la ciudad: sus precios son razonables y es un lugar divertido para visitar. Ahí puede probar el Svið, un platillo tradicional islandés de cabeza de oveja partida a la mitad, chamuscada y hervida después de quitarle los sesos.
Una tierra de fuego y hielo
Para ser una capital pequeña de tan solo 120,000 habitantes, es impresionante la cantidad de atracciones y cosas por hacer. La ciudad está rodeada de maravillas naturales, además de que la creatividad y la historia abundan en las áreas urbanas.Haga un recorrido por el Golden Circle, o Círculo Dorado, el área que rodea a Reykjavik. Vea los géiseres activos, los volcanes extintos y glaciares que lo dejarán sin aliento: estos han moldeado a la tierra para convertirla en lo que ahora es. Visite el Museo de Arte de Reykjavik, un almacén de pescados de los años 30 que ha sido renovado y ahora alberga las obras islandesas modernas y contemporáneas, incluyendo una exhibición permanente del artista pop Erró.
La visita al Víkin Maritime Museum es esencial: se localiza en el antiguo puerto y cuenta con siete exhibiciones que muestran la historia marítima de Islandia, desde los primeros asentamientos hasta finales del siglo XX. El edificio más representativo de Reykjavik es la iglesia Hallgrimskirkja: fue construida a lo largo de cuatro décadas y su campanario tiene una altura de más de 68 metros. No necesita ser una persona religiosa para maravillarse con las vistas hermosas que encuentra en la cima.
La Blue Lagoon, o Laguna Azul, es la atracción más visitada en Islandia: es un oasis de piscinas y spas termales para relajarse. El auditorio Harpa vale la pena la visita, aunque sea solo para contemplar su arquitectura, pero si se siente fascinado puede disfrutar de un recital o simplemente observar a la gente desde el café.
Conduzca en una noche de invierno por 45 minutos desde Reykjavik para admirar las auroras boreales. Es un fenómeno natural, así que no hay ninguna garantía, pero puede aumentar sus posibilidades al seleccionar una noche fría y despejada, lejos de las fuentes de luz artificial. Las ballenas visitan con frecuencia Faxaflói, la gran bahía de Reykjavik: tome un paseo en bote y seguramente podrá observar al menos a algunas ballenas de minke y quizás una ballena jorobada.
En Reykjavik, el senderismo es el pasatiempo favorito. La montaña Esjan al norte es un paseo relativamente sencillo: le llevará entre cuatro y cinco horas ir y volver a la cima y podrá gozar de vistas sin igual hacia la ciudad. Reykjavik tiene una gran cultura de vida nocturna, y los bares y clubes aparecen y desaparecen sin previo aviso. Si no es un adepto a las fiestas, intente evitar el centro de la ciudad las noches de viernes y sábado.